Mientras el sudor normal es una respuesta consciente y esperada, el sudor nocturno es involuntario, no provocado por factores externos directos y puede ser señal de un desequilibrio interno.
4. Diferencia en el impacto en la calidad de vida
El sudor normal rara vez afecta el descanso o la salud, salvo en casos extremos como la hiperhidrosis.
El sudor nocturno, sin embargo, puede generar incomodidad, interrumpir el sueño repetidamente, causar fatiga crónica y ansiedad, especialmente si es recurrente y no se encuentra una causa clara.
Causas comunes de los sudores nocturnos
Existen múltiples causas posibles, que van desde factores hormonales hasta enfermedades graves. A continuación, se detallan las más frecuentes.
Cambios hormonales
Los desequilibrios hormonales son una de las causas más comunes y fisiológicas de los sudores nocturnos, especialmente en mujeres, aunque también afectan a hombres y adolescentes. Las hormonas juegan un papel esencial en la regulación de la temperatura corporal, el metabolismo y la respuesta del sistema nervioso autónomo. Cuando estas hormonas fluctúan, pueden alterar el equilibrio térmico del cuerpo, provocando episodios de sudoración excesiva durante la noche.
Andropausia (disminución de testosterona en hombres)
Los hombres también pueden experimentar sudores nocturnos debido a la disminución gradual de testosterona, conocida como andropausia. Aunque este proceso es más lento y menos evidente que la menopausia femenina, también puede causar alteraciones en la regulación térmica y del sueño.
Signos comunes:
- Sudoración nocturna persistente sin causa ambiental.
- Disminución de la libido.
- Cansancio crónico, irritabilidad y trastornos del sueño.
- Cambios de humor y pérdida de masa muscular.
En estos casos, se recomienda una evaluación médica para verificar niveles hormonales y descartar otros factores como estrés o apnea del sueño.
Pubertad y adolescencia
Durante la pubertad, tanto niñas como niños experimentan cambios hormonales intensos que pueden afectar la regulación de la temperatura corporal y el sueño. Es común que algunos adolescentes presenten sudoración nocturna ocasional, especialmente en combinación con pesadillas, estrés escolar o alteraciones del ritmo circadiano.
Aspectos clave:
- La sudoración suele ser transitoria y no requiere tratamiento médico.
- Es útil mejorar la ventilación del dormitorio y evitar cenas pesadas o estimulantes.
- Si los episodios son frecuentes, puede ser recomendable consultar al pediatra o endocrinólogo.
Trastornos hormonales o endocrinos
Los trastornos hormonales o endocrinos afectan el equilibrio interno del cuerpo, incluyendo la temperatura, el metabolismo y la producción de adrenalina. Cuando estas funciones se alteran, es común que se presenten episodios de sudoración excesiva, incluyendo sudores nocturnos, sin que exista una causa ambiental aparente. A continuación, te explicamos los más relevantes:
Hipertiroidismo
El hipertiroidismo se produce cuando la glándula tiroides libera una cantidad excesiva de hormonas tiroideas (T3 y T4), lo que acelera el metabolismo del cuerpo. Este aumento de la actividad metabólica genera calor corporal incluso en reposo, lo que puede derivar en sudoración tanto diurna como nocturna.
Relación con los sudores nocturnos:
- Las personas con hipertiroidismo suelen experimentar una sensación constante de calor, piel húmeda y sudoración profusa durante la noche.
- Puede ir acompañado de insomnio, palpitaciones, pérdida de peso inexplicada, ansiedad e irritabilidad.
- La sudoración nocturna en estos casos no se alivia con ventilación ni reducción de cobijas.
Si se sospecha hipertiroidismo, el diagnóstico se realiza mediante análisis de sangre que miden los niveles de TSH, T3 y T4. El tratamiento puede incluir medicamentos antitiroideos, yodo radioactivo o cirugía en casos más severos.
Diabetes
Tanto la diabetes tipo 1 como la tipo 2 pueden estar asociadas a sudoración nocturna, especialmente cuando los niveles de azúcar en sangre bajan bruscamente durante la noche, lo que se conoce como hipoglucemia nocturna.
Síntomas típicos:
- Sudoración fría intensa, muchas veces acompañada de temblores, confusión o pesadillas.
- Despertarse con la ropa mojada y sensación de debilidad o hambre.
- Episodios relacionados con el uso de insulina o ciertos medicamentos orales para la diabetes.
En personas con diabetes, es importante controlar el nivel de glucosa antes de dormir y ajustar la alimentación nocturna o la medicación si se presentan estos episodios. El monitoreo continuo de glucosa puede ser útil para detectar bajones durante la madrugada.
Feocromocitoma
El feocromocitoma es un tumor poco común que se desarrolla en las glándulas suprarrenales (ubicadas sobre los riñones). Este tumor segrega cantidades excesivas de adrenalina y noradrenalina, hormonas que activan el sistema nervioso simpático y elevan la presión arterial, el ritmo cardíaco y la sudoración.
Características relacionadas con los sudores nocturnos:
- Sudoración excesiva, tanto nocturna como diurna, sin relación con la temperatura ambiente.
- Crisis episódicas de presión alta, palpitaciones, dolor de cabeza intenso y ansiedad súbita.
- Los episodios pueden ocurrir en reposo y duran desde minutos hasta horas.
Debido a su rareza y síntomas inespecíficos, el feocromocitoma a menudo se diagnostica tardíamente. Se requiere una combinación de pruebas de sangre, orina y estudios de imagen para confirmarlo. El tratamiento suele ser quirúrgico, con manejo previo de la hipertensión.
Infecciones y enfermedades crónicas
Las infecciones crónicas y algunas enfermedades de curso prolongado son causas comunes de sudores nocturnos persistentes. En estos casos, la sudoración es una respuesta del sistema inmunológico que intenta regular la temperatura corporal frente a procesos inflamatorios, infecciones activas o estados febriles intermitentes. A menudo, este tipo de sudoración se acompaña de otros síntomas como fiebre, escalofríos, fatiga o pérdida de peso.
Tuberculosis
La tuberculosis pulmonar es una de las causas clásicas de sudores nocturnos intensos. Esta infección bacteriana causada por Mycobacterium tuberculosis puede permanecer latente durante años y reactivarse, generando síntomas sistémicos.
Síntomas asociados:
- Fiebre baja persistente
- Tos prolongada con flema o sangre
- Fatiga extrema
- Sudores nocturnos que empapan la cama
Es fundamental consultar a un médico si estos síntomas se presentan, especialmente en personas con sistemas inmunológicos debilitados. El diagnóstico se realiza con radiografías de tórax, pruebas de esputo y análisis sanguíneos.
VIH/SIDA
El virus de inmunodeficiencia humana también puede provocar sudores nocturnos, especialmente durante las etapas iniciales de la infección o cuando hay infecciones oportunistas. La sudoración es una reacción del cuerpo a la inflamación sistémica y al esfuerzo del sistema inmune por controlar el virus o infecciones asociadas.
Síntomas comunes:
- Sudoración nocturna persistente
- Pérdida de peso no intencionada
- Fiebre intermitente
- Inflamación de ganglios linfáticos
Los sudores nocturnos en personas con VIH pueden indicar un avance en la enfermedad o la presencia de otras infecciones como citomegalovirus o neumonía.
Endocarditis
La endocarditis es una infección de las válvulas del corazón o del revestimiento interno. Puede ser causada por bacterias que entran al torrente sanguíneo, muchas veces después de intervenciones dentales, cirugías o infecciones sin tratar.
Síntomas frecuentes:
- Fiebre prolongada
- Dolor articular o muscular
- Fatiga
- Sudoración nocturna continua
El diagnóstico requiere análisis de sangre y ecocardiogramas. Es una enfermedad grave que necesita tratamiento inmediato con antibióticos intravenosos y, en algunos casos, cirugía.
Osteomielitis
La osteomielitis es una infección en los huesos que puede ser causada por bacterias o hongos. Aunque es menos frecuente, puede provocar sudoración nocturna en casos crónicos.
Síntomas comunes:
- Dolor óseo localizado
- Fiebre leve o intermitente
- Sudoración durante la noche
- Inflamación en la zona afectada
Se diagnostica mediante resonancia magnética, análisis de sangre y, en ocasiones, biopsia ósea. Requiere tratamiento antibiótico intensivo y seguimiento médico especializado.
Mononucleosis u otras infecciones virales prolongadas
Infecciones virales como la mononucleosis (virus de Epstein-Barr), hepatitis crónica o citomegalovirus también pueden generar fiebre baja sostenida y sudoración nocturna.
Indicadores típicos:
- Ganglios inflamados
- Dolor de garganta persistente
- Cansancio marcado
- Sudoración nocturna intermitente
En la mayoría de los casos, estas infecciones se resuelven solas, pero los síntomas pueden durar varias semanas o incluso meses.
Enfermedades oncológicas
En algunos casos, los sudores nocturnos pueden ser una señal de advertencia temprana de ciertos tipos de cáncer, especialmente aquellos que afectan al sistema linfático o la médula ósea. En oncología, se los conoce como parte de los "síntomas B", un conjunto de signos clínicos que incluyen fiebre persistente, pérdida de peso involuntaria y sudoración nocturna profusa.
Si bien no todos los sudores nocturnos indican cáncer, cuando aparecen junto con otros síntomas sistémicos deben ser evaluados por un médico.
Linfoma de Hodgkin y no Hodgkin
Los linfomas son cánceres que se originan en los ganglios linfáticos, tejidos encargados de producir y transportar células inmunitarias. Son una de las causas más comunes de sudoración nocturna persistente en pacientes oncológicos.
Síntomas asociados:
- Sudores nocturnos intensos que empapan la ropa de cama
- Inflamación de ganglios (cuello, axilas o ingles)
- Fiebre sin causa aparente
- Pérdida de peso no intencionada
- Cansancio constante
En estos casos, los sudores nocturnos no se alivian con ventilación ni disminuyendo la ropa de cama, y suelen ser uno de los primeros síntomas que lleva a la consulta médica.
El diagnóstico se confirma mediante análisis de sangre, biopsia ganglionar y estudios de imagen como tomografía o PET-CT.
Leucemia
La leucemia es un tipo de cáncer que afecta a la médula ósea y la sangre, produciendo una cantidad anormal de glóbulos blancos. La alteración del sistema inmunológico puede generar síntomas similares a una infección crónica, incluyendo sudoración nocturna.
Indicadores clínicos:
- Sudores nocturnos frecuentes
- Sangrado o moretones sin causa aparente
- Palidez, fatiga extrema
- Fiebre recurrente
La leucemia puede ser aguda o crónica, y su detección temprana mejora significativamente el pronóstico. Se diagnostica con hemogramas completos y estudios de médula ósea.
Otros tipos de cáncer
Aunque menos frecuente, otros cánceres en etapas avanzadas también pueden producir sudores nocturnos como parte de una respuesta metabólica del organismo. Algunos ejemplos:
- Tumores sólidos como cáncer de pulmón, riñón o hígado
- Metástasis con compromiso del sistema nervioso autónomo
- Síndromes paraneoplásicos que afectan la regulación hormonal
En estos casos, los sudores nocturnos pueden ser un signo de progresión o una reacción secundaria al tratamiento (quimioterapia, inmunoterapia).
Medicamentos
Muchos medicamentos pueden causar sudoración nocturna como efecto secundario, incluso cuando se toman correctamente y bajo prescripción médica. Esto ocurre porque algunos fármacos alteran la actividad del sistema nervioso, la regulación hormonal o la temperatura corporal interna. En algunos casos, este efecto desaparece tras un periodo de adaptación; en otros, puede requerir un cambio de tratamiento.
A continuación, los grupos de medicamentos más comúnmente relacionados con los sudores nocturnos:
1. Antidepresivos (ISRS, IRSN y tricíclicos)
Los antidepresivos, en especial los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como fluoxetina, sertralina o paroxetina, así como los inhibidores de la recaptación de serotonina y noradrenalina (IRSN) como venlafaxina y duloxetina, están entre las principales causas farmacológicas de sudoración nocturna.
Esto se debe a que la serotonina también participa en la regulación de la temperatura corporal. Al alterar su equilibrio, el sistema nervioso puede inducir sudoración en momentos inapropiados, como durante el sueño.
2. Medicamentos antipiréticos y analgésicos
Fármacos como el paracetamol o la aspirina, usados para bajar la fiebre o calmar el dolor, pueden afectar los centros de termorregulación del cerebro. En personas sensibles o con uso frecuente, esto puede causar sudoración nocturna, especialmente si se toman antes de acostarse.
3. Corticoides
Medicamentos como la prednisona o dexametasona, utilizados para tratar enfermedades autoinmunes, inflamatorias o alérgicas, pueden causar sudores nocturnos. Esto ocurre por sus efectos sobre el metabolismo, el sistema inmunológico y el ritmo circadiano.
Además, los corticoides pueden inducir insomnio, cambios de humor y aumento de la presión arterial, lo que también contribuye indirectamente a la sudoración.
4. Terapias hormonales
El uso de estrógenos, testosterona o medicamentos que suprimen estas hormonas (como los utilizados en cáncer de mama o próstata) puede generar desequilibrios hormonales que causan sudores intensos durante la noche.
Esto es común en mujeres que reciben terapia de reemplazo hormonal mal ajustada o en hombres con terapia androgénica.
5. Medicamentos para la presión arterial
Algunos antihipertensivos, como los betabloqueadores o vasodilatadores, pueden alterar la circulación y el equilibrio del sistema nervioso autónomo, lo que puede manifestarse como sudores nocturnos en ciertos pacientes.
6. Medicamentos para la hipoglucemia
En personas con diabetes, los fármacos que reducen el azúcar en sangre (como la insulina o las sulfonilureas) pueden provocar hipoglucemia durante la noche. Cuando esto ocurre, el cuerpo reacciona con sudor frío, temblores, sensación de hambre o incluso despertares abruptos.
¿Qué hacer si un medicamento te causa sudores nocturnos?
- No suspendas el tratamiento por tu cuenta.
- Anota cuándo comenzaron los episodios de sudoración y si coinciden con el inicio o cambio de dosis.
- Consulta a tu médico: es posible ajustar la dosis, cambiar de medicamento o incorporar hábitos que mitiguen los efectos secundarios.
- Pregunta si existen alternativas con menor impacto sobre el sistema nervioso o la termorregulación.
Por qué sudamos?